05 febrero 2008

Bonzo

Cuando Led Zeppelin se reunió el pasado 10 de diciembre, los ojos de los 20 mil afortunados asistentes -más los millones que lo seguimos desde lejos- estaban expectantes ante la reunión más grande del rock. ¿Se la van a poder los vejetes? Un canoso Jimmy Page, un arrugado Robert Plant y un encorvado John Paul Jones dieron un show digno de su leyenda. Aunque los gritos y saltos no eran los mismos, la emoción estaba intacta. O casi. Más allá de las arrugas y canas, era otro el peso de que sintieron los veteranos músicos. Otra la pena, dentro de la aparente fiesta. Lo que les faltaba no era energía ni juventud, sino el cuarto integrante: John Henry Bonham. Al fondo del escenario, la figura chascona y barbuda que hizo de Zeppelin la banda más pesada del rock en los setenta, fue reemplazada por la de su calvo hijo Jason. Aunque fue un muy digno suplente de su padre, el peso que sentía era enorme. La ausencia de Bonham fue la razón de la disolución del grupo y de su separación por 27 largos años. Bonzo, como lo llamaban con cariño, fue para Zeppelin una fuente omnipresente e inagotable de energía, hasta su muerte.

El 25 de septiembre de 1980 -a sus treinta y dos años- se ahogó en vómito, producto de 16 vasos de vodka. Siempre había sido un chico apasionado y compulsivo. Podía pasar de cariñoso a una bestia cuando tomaba, y se iba de golpes con cualquiera que lo provocara a él o a sus amigos. Los problemas fueron empeorando a medida que Led Zeppelin se encumbraba por los cielos. Las mujeres, la cocaína, el alcohol y los matones acompañaban a la banda es sus infernales giras por Norteamérica. Y Bonzo caía fácil en los excesos. Hasta que la vida de rockstar le pasó la cuenta. Pero aun en su corta carrera quedó marcado como el mejor baterista que ha pisado la tierra. Y no lo digo como fanático, lo dicen los bateristas que se pasan años tratando de emular su técnica, cuando a él le salía espontáneamente. Era la mezcla perfecta entre tecnicismo y naturalidad.

Lo que primero que llama la atención al escucharlo es su fuerza. Cada golpe a sus tambores retumba, como en When The Levee Breaks y The Rover. Sus bases profundas lo han hecho el batero más sampleado e idolatrado por los productores de hip-hop, que buscan los mejores ritmos para rapear encima.


Bonzo tras los Beastie Boys


Una vez lo echaron de un pub de Londres por ruidoso. También cuentan que en uno de los primeros ensayos del grupo, para probarlo le pusieron una batería con doble bombo. El resultado fue tan estruendoso que tapaba al resto de la banda. Lo dejaron con un nomás, con el que hizo maravillas (y dejó al resto de la banda hacer sus maravillas).

Lo otro que le sobraba era groove. Creaba ritmos exquisitos, llenos de platillos, saltos, quiebres y silencios. Sus golpes eran casi melódicos: hechos para meterle un buen riff de guitarra y bajo. A diferencia de otros más pretenciosos, Bonham les dejaban en bandeja la canción al resto de la banda para que hicieran lo suyo. Hacía sonar el bajo más potente y la guitarra más sabrosa. The Ocean, Over the Hills and Far Away o Moby Dick son buenos ejemplos.


Moby Dick primera parte

Moby Dick segunda parte

Era tremendamente versátil y creativo. Podía pasar del jazz en No Quarter al seudo-reggae en D'yer Mak'er, o del rockabilly frenético de Rock and Roll al heavy metal de Achiles Last Stand o al funk de The Crunge. Incluso en baladas melosas como Thank You hacía de las suyas, con ritmos dignos del rock más pesado. Todo eso lo hacía un batero con personalidad. Sus juegos lo hacen reconocible por cualquier fanático de la banda, algo que no ocurre con los monótonos bateros de ahora. Todos suenan igual.

Siempre nos dicen a los bajistas que tenemos que complementarnos con la batería, estar atentos para crear una buena base. Yo me aburría, hasta que lo dejé de tomar en cuenta. Todo era tan obvio y fome, que seguirle el paso no era gran cosa. Lo mismo me empezó a pasar cuando escuchaba música, no me fijaba mucho en la batería. ¿Para qué? Era un simple metrónomo que marcaba el tempo durante toda la canción, sin sorpresas. Hasta que di con Bonzo y comencé a darme cuenta de su genialidad, especialmente cuando me sacaba canciones de Zeppelin. Es un gusto tocar encima de sus ritmos. En The Rover, por ejemplo, cada nota de Jones es un golpe de Bonzo, como si fueran uno solo. Gracias a Bonzo empecé a entender la batería.

Les dejo videos de bateros nerdis tratando de sacar las canciones de Bonzo.



Good Times, Bad Times


Hots On For Nowhere



Fool in the Rain


1 comentario:

Anónimo dijo...

HEEEEY MAN EXCELENTEEE BLOG, PERO SABES QUE CREO QUE LE HACE FALTA UNA BUENA PIC DEL "REY LAGARTOOO"


AHI LE CHECAAAS!!!!!